“Trabájame”
Señor, trabájame,
haz en mí tu obra.
Que mi tesoro interior
fluya como una fuente
y haga reverdecer
los secos espacios
que pueblan mi historia.
Sigue recreando mi persona,
sigue soplando tu aliento
cargado de ansias de vida
que mantienen vivo
mi cuerpo y mi espíritu,
hasta que tú vengas
a completar mi obra.