Oraciones de contemplación

1   “Dame tu mano”. 21    “Estás, Señor”. 41  “Brote de esperanza”. 61  “Siempre te toca a ti”. 81  “Eres el bien”.
2  “Para siempre tu hijo”. 22   “Hacen falta corderos”. 42  “Dame tu mano”. 62  “Abrir caminos” 82  “Quiero verte”.
3   “Mirar hacia arriba”. 23  “Vienes”. 43   “Amor encarnado”. 63  “Ganar contigo”. 83  “Eres, Señor mi paz”.
4   “Ponerme en tus manos”. 24   “Romper nudos”. 44   “Tu calma”. 64   “Eterno”. 84  “Eres manantial”
5  “Posibilidades abiertas”. 25  “Ayer, hoy y siempre”. 45  “Ven conmigo”. 65  “No puedo pararme”. “Abrazo de Dios”.
6  “Hay luz y vida”. 26 “Que se haga”. 46  “Tu taller”. 66  “Tu querer y mi deseo”. 86   “Tu corazón humano”.
7  “Presencia amorosa”. 27  Proclama mi alma”. 47  “La fuerza del amor”. 67  “Nacido en ti”. 87  “Don de tu vida”.
8  “Quiero que seas”. 28  “Poner mi corazón”. 48 “Mirar tu rostro”. 68  “Lo llenas todo”. 88  “Estás ahí”.
9  “Tu luz”. 29  “Ven, Señor, y quédate”. 49   “Dejarme tocar por ti”. 69 “Hacer camino”. 89 “Encontrarme contigo”.
10  “Esconderme en ti”. 30  “Nueva llama”. 50   “Eres tú”. 70  “Tu voz”. 90   “Corazón limpio”.
11   “No das rodeos”. 31 “Hay esperanza”. 51  “Misterio de amor”. 71 “Estar contigo”. 91 “Ser en ti”.
12   “Apoyado en ti”. 32   “En ti siempre”. 52  “Presencia salvadora”. 72  “Mi roca”. 92  “Nada hay cerrado”.
13  “Tu luz”. 11 33  “Hombre entero”. 53  “No sabes contar”. 73   “Tu brisa”. 93   “Has tocado mi corazón”.
14  “Llamando a la vida”. 34   “Resonar tu nombre”. 54  “La paga de tu ser”. 74  “Paz esperanzada”. 94  “Una conquista”.
15 “Siempre amando”. 35   “Se multiplica”. 55 “Tu reino de amor”. 75  “Me has dejado sentir”. 95  “Calor y color”.
16  “Tu sonrisa”. 36   “Hay un misterio”. 56  “El fruto de tu vida”. 76   “Te miro”. 96  “Sinfonía de mi plenitud”.
17  “Deseos renovados”. 37  “Hay luz”. 57  “Vas conmigo”. 77  “Fuerza que me libera”. 97  “Tener valor”.
18  “Fuerza de luz”. 38   “Navegar libre”. 58   “Trabajar contigo”. 78   “Hacerme reverdecer”. 98   “Con tu luz”.
19  “Me elevas”. 39  Hay más amor”. 59   “En tu nombre”. 79  “El fiel”. 99  “Quiero seguirte”.
20  “Amor sin límites”. 40  “Fecundar mi tierra”. 60  “Firme y fuerte”. 80   “Saltar contigo”.

1      “Dame tu mano”

 

Dame tu mano, Señor;

levántame

para que dirija mi vida

hacia tu horizonte

que viste de luz mi camino.

Despiértame de mis sueños

cómodos, fáciles, huidizos,

y descubra la belleza de la vida,

inserta en mis entrañas,

que clama por brotar

y que tú empujas.

Dame tu mano, Señor,

y dile a mi corazón que viva

2      “Para siempre tu hijo”

 

No soy digno de ti, Señor,

pero te has empeñado

en abrirme el camino

para penetrar en ti,

y hacer de mi tierra baldía

un espacio para tu amor.

No soy digno, lo sé,

pero soy tu criatura,

soy tu hijo indigno,

pero para siempre tu hijo.

Y tu mirada puesta en mí,

me abre el camino

de mi dignidad regalada

 a la que deseo responder.

3      “Mirar hacia arriba”

 

Me gusta mirar hacia arriba,

mantener la cabeza erguida

con la dignidad del que siente

que hay una fuerza

que le llama y le sostiene.

Una fuerza que no arrastra.

sino que empuja adelante

y empeña toda la vida,

para iluminarla y darle forma.

Mirar hacia arriba,

no a un azul etéreo

pintado sólo de sueños,

sino a un cielo que se forja dentro,

hecho de un amor eterno

que se acoge y se derrama.

4      “Ponerme en tus manos”

 

Quiero y necesito

ponerme en tus manos,

manos de Padre

que sostienen mi andadura

y me proyectan hacia adelante,

porque quieren que crezca,

que descubra mi fuerza

y mi opción constante de vida.

Manos que acarician y sanan,

manos que sostienen y encauzan,

manos que acogen y serenan,

que estimulan y se hacen don.

Sí, quiero caer en tus manos,

aferrarme a ellas y besarlas,

porque me hacen humano.

5      “Posibilidades abiertas”

 

Cuántos campos por descubrir

se abren en el ámbito de mi vida.

Cuántas posibilidades abiertas

que me advierten de tantas

riquezas buenas y sorprendentes

que me ofrecen un abanico

de colores de vida que me gestan,

que me quiere ayudar a crecer,

a dejarme sorprender

por ese mundo interior que

pugna por salir y manifestarse en mí.

Campo de mi existencia

que tú me invitas a descubrir

y trabajar en el proyecto de mi ser.

6      “Hay luz y vida”

 

Me gusta la luz,

poder mirar al horizonte

del mundo y de mi vida,

y sentir profundamente,

más allá de toda certeza,

que la vida se abre,

como el capullo de una flor

que espera su momento.

Y contigo puedo abrir

los ojos de mi existencia

y sentir que hay sentido,

que hay luz y vida

más allá de toda oscuridad,

y que ansío ver desde ahora.

7         “Presencia amorosa”

 

 

Cuántas manos tendidas y

cuántos corazones indigentes

me persiguen, insensible,

en el campo de mi existencia.

Y mientras tú tratas de acercarte,

yo acierto más a alejarte,

hasta acallar el grito de tus anhelos,

y hacer  casi invisible lo que tú

deseas con ansia hacer visible.

Y en el fondo de mi alma,

que siente el poso gozoso

de tu presencia amorosa,

vas despertando mi deseo

de buscar ser mano tendida

y corazón siempre abierto.

8

         “Quiero que seas”

 

Quiero, Señor, que seas

mi luz y mi fuerza.

Quiero que seas la mano

que abre la puerta

de todas mis esperanzas.

Quiero que sigas siendo

el anhelo que da sentido

a todo el empeño de mi vida.

Quiero, Señor, que seas,

la paz que mantiene serena

la cruz de mi andadura.

Quiero que seas el aire fresco

que me permite respirar

la brisa sanadora de tu amor.

9         “Tu luz”

No quisiera ser sólo luz,

quisiera ser una hoguera

incendiada por tu amor

e irradiar su luz y su calor.

Y tú te sigues empeñando

en prender esa antorcha

de mi vacilante corazón

para hacer de tu luz mi luz.

10   “Esconderme en ti”

Quiero esconderme en ti

para brotar de ti;

quiero adentrarme

en tu grandeza

para descubrir el valor

de lo sencillo y de lo pequeño,

donde todos pueden encontrarse

y mirarse frente a frente.

Quiero esconderme en ti

para convertirme en fuente,

cuya agua se derrama

y se regala para saciar su sed.

11   “No das rodeos”

 

 

Tú no das rodeos

ante mis heridas, Señor,

ni huyes al verme roto;

ni siquiera cuando

mi frágil fe se apaga y

 mis horizontes se cierran.

Te acercas con el respeto

y la delicadeza de quien ama,

y pones tu mano sobre mí,

serenas mi corazón

y lo sanas.

12   “Apoyado en ti”

 

 

Abrir los ojos para ver e

impedir que el corazón

 se endurezca y se seque.

Mirar a mi alrededor

para poner mi mano

y regalar mi tiempo.

Ser un foco de esperanza

que apoyado en ti

 reduzca el poder de las sombras

y vislumbre un amanecer.

Soñar sueños de vida

que despierten cada mañana

la fuerza buena de mi ser.

13   “Tu luz”

 

 

No quiero vivir sentado,

ni cegado ni paralizado,

quiero correr aunque no vea,

o mis piernas no respondan.

Quiero que mi corazón siga vivo

descubriendo tu paso en mi vida,

sintiendo que tu luz

no puede apagarla nadie,

 y que tu esperanza es camino

que nada ni nadie puede cerrar.

Quiero vivir de pie, levantado,

con la mirada elevada,

con mi corazón erguido,

 hecho de amor humano y divino.

14  “Llamando a la vida”

 

No hay buen aroma, Señor,

huele demasiado a dolor,

a demasiado dolor innecesario.

Sigue habiendo cruces,

demasiadas cruces

que no hablan de amor,

sino sólo de muerte.

Pero tu fragancia sigue viva,

y tu amor resuena

como el eco de una trompeta

que sigue llamando a la vida,

incansable, firme, fiel,

como de quien sabe seguro

que ha ganado ya la batalla,

aunque quede todavía

lucha, tarea y camino.

15  “Siempre amando”

 

Que grandeza

y que pequeñez,

poderte llamar a ti, Dios,

Padre.

Padre del cielo

y de mi corazón,

de mis entrañas

y de mis ansias.

Padre que me abrazas

y que me lanzas

al camino de la vida,

sabiendo que estás,

siempre estás,

en mi risa y en mi llanto,

en tu palabra y tu silencio;

Padre mío y de todos,

creando lazos,

rompiendo nudos,

saltando muros,

tendiendo brazos,

amando,

siempre amando.

16  “Tu sonrisa”

 

 

Tal vez no me guste la imagen

pero me reconozco oveja díscola,

o más bien oveja ingenua

que cree que cualquier pasto vale,

y que los lobos se han extinguido.

Y hay pastos venenosos y envenenados,

y lobos disfrazados con piel de oveja,

y parajes bellos de arenas movedizas.

Y tú ya ni me lo adviertes

porque ya no distingo palabras.

Por eso vienes, vienes en mi busca,

oveja ingenua,

y al verme sólo dibujas tu sonrisa,

y al fin descubro, torpe de mí,

 que nunca he estado solo,

que tú andas siempre tras de mí..

17  “Deseos renovados”

 

Nacen deseos renovados,

anhelos dormidos o truncados

que quieren despertar

y palpar la belleza del bien,

de lo noble del corazón humano

y no lo podemos ahogar.

Tú lates en nuestro interior,

tus ansias de vida

están clavadas en mis entrañas,

y aunque mi torpeza las frene,

quieren salir y tomar forma.

Sí, nacen deseos renovados,

que no quiero apagar,

que quiero que despierten

y aceleren los pasos de mis gestos,

los latidos humanos de mi corazón.

18  “Fuerza de luz”

Ascender, sí

pero ascender hacia dentro,

hacia el centro de mí,

porque hay un centro

y hay una periferia

que me saca negativamente de mí

hasta hacerme un desconocido.

Y busco reconocerme,

descubrir mi verdadera raíz,

sentir que estoy hecho para crecer,

hasta para volar, sí,

para volar en mis anhelos

y descubrir ese horizonte

que me hace sentir inacabado,

tarea constante

en medio de retos que me alzan.

Y ahí, tú, a mi lado, asciendes,

me asciendes,

me levantas, me dignificas, me despiertas,

y quiero pregonarlo,

porque en medio de las oscuridades,

hay fuerza de luz que me salva.

19  “Me elevas”

 

Y me elevas,  Señor,

no, no me hundes,

eso es nuestro,

tú nos elevas,

nos invitas a mirar

hacia arriba,

donde el horizonte

se hace eternidad de vida,

meta de esperanza,

culminación de un sueño

que me habla de amor,

al que me invitas,

al que me llamas,

en el que me introduces,

con el que me elevas

y me salvas.

20  “Amor sin límites”

 

No has querido darnos

solamente palabras,

y has tomado un cuerpo

para hacerte don,

para volcarte y desbordarte,

hasta romperte,

hasta vaciarte

en tu última gota de vida.

Cuerpo y sangre,

roto y derramada;

amor sin límites

de un Dios incomprendido

pero que sigue amando

y salvando.

Alianza y realidad,

promesa eterna de vida.

21  “Estás, Señor”

 

Estás, Señor,

me basta abrir los ojos,

limpios y transparentes,

humanos y sensibles,

capaces de descubrir

la belleza y el dolor,

la desesperanza y la ilusión.

Me basta abrir los ojos

a tantos gestos de amor

que pasan desapercibidos,

y sostienen nuestra historia,

en el silencio de cada día;

como esa música callada

que pone la melodía cósmica

de una existencia

que no has creado vacía

y despierta en mi interior

cada mañana de mi vida.

22  “Hacen falta corderos”

 

Sobran lobos, Señor,

hacen falta corderos,

pero no fuera, sino

en mi propio corazón.

Sobra la agresividad

del que se siente vacío

y no le queda más que eso,

el dolor desbordado de su nada;

y nos falta paz.

La paz que tapamos

con nuestros miedos

y con nuestros engaños.

La paz que sembrada en mí

sigue pujando por salir.

23  “Vienes”

 

Vienes por caminos insospechados

derrumbando mis cálculos

y levantando nuevos anhelos.

Te adentras en mi historia concreta,

en toda la realidad de mi barro,

y en todos mis sueños de esperanza.

Vienes y me sorprendes,

vienes y enciendes en mí

un rayo desbordante de luz,

que cambia la dirección de mi vida.

24  “Romper nudos”

 

Vienes a romper barreras,

a pintar de luz

nuestros perfiles oscuros,

y a romper nudos,

¡tantos nudos! y tan nuestros,

que nos sentimos cómodos

aunque nos impidan volar.

Nos acostumbramos a pensar

que no podemos, que es cosa

de pájaros o de ángeles,

pero también es de hombres;

de hombres que han descubierto

que su horizonte no tiene límites,

y que tú haces posible

que eleve su mirada,

y vuele su mente y su corazón.

25  “Ayer, hoy y siempre”

 

En el momento oportuno,

en cada momento,

ayer, hoy y siempre,

vienes y sigues viniendo.

Delante, a mi lado

y detrás de mí.

Abriendo camino,

acompañando y empujando.

Eres vida que me precede

y que me envuelve.

Y así vienes y estás,

estás y vienes;

ayer, hoy y siempre.

26  “Que se haga”

 

Cuantos síes rotos,

cuantas palabras

dejadas atrás,

manchadas y olvidadas;

cuántas promesas retomadas

y de nuevo frustradas

en los fondos de mi inconsciencia.

Pero tú repites tu llamada,

golpeas incansable mi puerta,

esperas pacientemente

hasta responderte que se haga,

“que se haga según tu palabra”

27  Proclama mi alma”

 

Proclama mi alma

tu grandeza y tu pequeñez;

proclama el gozo de saber

tu empeño para llegar

hasta ese espacio

que se abre y cierra en mí,

porque guarda miedos,

no de ti sino de mí mismo,

aunque lo llame con otro nombre

o ni siquiera quiera llamarlo.

Proclama mi alma tu grandeza

que abre mi esperanza

y humaniza mi corazón.

28  “Poner mi corazón”

 

Quiero poner mi corazón,

este corazón que fácilmente,

sin saber muy bien por qué,

se cierra y se endurece.

Quiero poner mi corazón

y exponerlo al calor del tuyo,

para que rompa su hielo,

para que aprenda a llorar

y descubra la fuerza de la ternura.

Quiero poner mi corazón

para que aprenda a amar,

hasta que se rompa, como el tuyo.

29  “Ven, Señor, y quédate”

 

Ven, Señor,

calienta este corazón

que se va quedando frío.

Ilumina mis sombras,

aunque a veces las prefiera

o inconsciente de mí las genere.

Ven, Señor,

envuelto en tu ternura

de humanidad que ansiamos,

y que al mismo tiempo rechazamos

en esa especie de locura que nos ciega.

Ven, Señor,

con tu llanto y tu sonrisa,

con tu silencio y tu palabra de vida,

con tu luz y con tu cruz que es la mía.

Ven, Señor y quédate,

empujando mi duda y mi esperanza.

30  “Nueva llama”

 

Me interpelan tus palabras,

pero me consuelan, Señor.

Despiertan en mí esperanza,

la capacidad de creer que

es posible que algo cambie

que el corazón se humanice,

 que se haga luz en la incertidumbre

y que emerja la claridad

en medio de tantas nieblas

que por dentro y fuera me sacuden.

Me consuelan tus palabras,

arrancan una sonrisa a mis labios

y una nueva llama renace en mi interior.

31  “Hay esperanza”

 

Hay vida,

hay vida hasta el final,

y hay esperanza.

Esperanza de lo bueno,

esperanza de sentido

en medio del sinsentido.

Esperanza en el corazón humano

que, tocado por el tuyo,

puede dar un vuelco

en cualquier momento

y despertar de su letargo.

Hay vida porque hay esperanza

y la esperanza siembra vida.

32  “En ti siempre”

 

Cada día que muere

da paso a un nuevo día

que renace esperanzado,

aún en medio del dolor.

Cada año que se va

nos abre a uno nuevo

que deseamos mejor,

aunque pisemos el duro

suelo de la realidad incierta.

Cada hora, cada minuto,

es un espacio para ser vivido,

con los ojos y el corazón abiertos,

como si fuesen los primeros

o quién sabe si los últimos,

y por ello con el gozo de la vida

que puede ser dada y acogida,

que puede ganarse o perderse,

en ti siempre renovada y revivida.

33  “Hombre entero”

 

Cómo no volver

la mirada a ti,

si en ti encuentro

la luz que necesito,

la fuerza que me empuja,

la dignidad que anhelo,

el hombre entero

que nadie puede partir

a pesar de tanto empeño.

Y así, al mirarte, me veo

desbordado de mí mismo,

tarea de mi historia convertida

que construye paso a paso,

pero plenamente decidido,

toda mi persona.

34  “Resonar tu nombre”

 

Comenzar de nuevo, sí,

con la ilusión del primer día,

con la esperanza de que

todo es posible desde ti.

Dejar resonar el eco

de una buena noticia,

 y en medio de tantas sombras,

de tantas incertidumbres,

descubrir un horizonte abierto.

Dejar resonar tu nombre

que me huele a aire fresco,

al perfume de la vida

que todavía entiende

lo que significa amar.

35  “Se multiplica”

 

Te has partido, Señor,

te has roto cada día,

roturas de amor

que han generado

esperanzas,

anhelos nuevos de vida.

Y sigues dándote y partiéndote,

porque el partir no agota,

el partir multiplica,

 renueva y fecunda.

Y tiendes tu mano

para tender la mía;

y te das para que me dé,

y me levantas

y me despiertas;

me empobreces

y me enriqueces;

fuerza de vida

que no se acaba

y se multiplica.

36  “Hay un misterio”

 

Detrás de cada realidad

hay un misterio

que dinamiza su existencia.

Detrás del cosmos,

una planta o pequeño insecto, y

en el fondo de cada ser humano,

hay un misterio

de fuerza y de vida,

de pequeñez y de grandeza,

de bien y de mal.

Inabarcable y profunda realidad

que surge del abismo de la existencia

que me sustenta y me recrea

cuando la acojo.

Y más allá, y más al fondo,

el misterio de tu amor

que desborda todos los límites,

y me proyecta infinitamente

hasta insertarme en ti.

37  “Hay luz”

 

Quiero también ser voz,

voz de lo que llevo dentro

y quiere salir con fuerza de mí.

Voz que grite a los cuatro vientos

que más allá de las sombras,

más allá del corazón turbio,

que quiere oscurecerlo todo,

hay luz, sí, la belleza de tu luz;

hay amor, la fuerza de tu amor;

vida que arranca y culmina en ti,

grandeza y dignidad de ser humano

creado y salvado por ti.

38  “Navegar libre”

 

No quiero ser

una nave a la deriva;

no quiero que unas aguas

densas y oscuras,

ni corrientes ajenas,

encallen mis deseos

y me lleven por tierras

que no son mías,

Quiero navegar libre,

descubrir aguas limpias,

sortear escollos y corrientes,

y poder mirar un horizonte abierto,

que a pesar de sus nubes

me ofrece el misterio de su luz.

De una luz que no es mía

pero que me impregna,

y enciende un halo en mí

que reconozco eternamente mío,

porque tú la has encendido,

39  Hay más amor”

 

Es cierto, señor,

hay más amor que el mío.

Hay más amor que

nuestras pobres medidas

de amor limitado y caduco.

Amor que se explaya y abarca

todos los espacios de mi historia;

de esta historia que se me escapa,

o que dejo que se me escape.

Sí, hay más amor que el mío,

el tuyo infinito que me desborda,

el primero y definitivo,

al que me aferro porque me salva.

40  “Fecundar mi tierra”

 

Ponemos la fuerza

para dominar,

y tú pones la fuerza

para desbordar vida,

para volcar amor,

para fecundar mi tierra

y mi corazón estéril sin ti.

Y así penetras en las grietas

de mi barro resquebrajado,

como lluvia intensa y vivificadora

que es capaz de hacer brotar

la hierba verde de la esperanza.

41  “Brote de esperanza”

 

Sí, permanecer,

me basta con permanecer;

exponerme al sol,

para dejar que calientes

mi cuerpo y el corazón;

y sentir que ese calor

recupera mis fuerzas,

y las trabaja y las vuelca,

hasta convertirlas en tarea

que me asoma al mundo,

al mío y al que toco

o puedo tocar con mis manos

y con el corazón.

Y descubrir que ahí crece la vida,

mi vida desde tu vida;

y que en ti y desde ti

soy un brote de esperanza.

42  “Dame tu mano”

 

Dame tu mano, Señor,

sí, dame tu mano,

la necesito con fuerza

para que tires de mí,

para poder ir a tu lado,

para no perderme

en la vorágine de la vida,

para aprender a convertirla

en medio de tocar las heridas

de mis hermanos,

de ayudar a levantarse,

de ser medio para servirlos,

de ser instrumentos de amor

como lo haces tú.

43  “Amor encarnado”

 

Y tú te has hecho pequeño,

te has metido en mi historia,

te has adentrado en mí,

 hasta tocar mis fibras profundas,

hasta dibujar en mí

el perfil de tu amor encarnado.

Y has desbordado esa pequeñez,

hasta convertirla en semilla,

capaz de mucho fruto

que te empeñas en empujar,

en dirigir hacia arriba,

hasta derramarse como don

que acoge, cobija y estimula

mi historia compartida.

44  “Tu calma”

 

Qué fácilmente zozobra

la barca de mi vida

empujada por tantos

vientos agresivos

o, a veces, atraída

por cantos de sirena.

Qué fácilmente

 llego a olvidarme

que tú estás conmigo,

y que en tu silencio

acompañas mi camino,

y sea cual sea el destino,

a tu lado encuentra sentido.

Qué fácilmente,

puedo disculparme

o encontrarme contigo,

porque estás siempre

en mi barca, conmigo,

esperando tal vez mi grito

para sentir tu calma.

45  “Ven conmigo”

 

Ven conmigo, Señor,

porque el camino

se me hace empinado,

porque mis pies resbalan,

porque me siento herido

y duda mi torpe corazón.

Ven conmigo

y despierta mi esperanza

cuando no veo nada,

y todo se me hace oscuro

y carente de sentido.

Ven conmigo

y toma mi mano,

y dame tu vida.

 

46  “Tu taller”

Quiero pararme ante

la puerta de tu taller

y verte trabajar la madera,

con mimo y empeño,

entre tus manos callosas;

 tarareando tal vez

una canción popular

o rumiando en tu interior

el shemá Israel.

Y descubrirte así,

rostro, manos

y corazón de Dios,

anhelando trabajar mi vida,

soñándome hijo y hermano,

orando en tu interior por mí,

queriéndome hacer

obra de tus manos,

dando tu vida en silencio por mí.

Y quiero entrar dentro de tu taller

para aprender contigo y de ti.

47  “La fuerza del amor”

 

Ir de ti hacia los otros,

saberme inmerso

en una historia de amor

que me implica,

que necesita de mí

y que me llama.

Ser lo que digo ser

con el gozo de quien sabe

que ha encontrado su tesoro;

y mostrarlo sin miedo,

con la certeza de aquel

que sigue creyendo

 en la fuerza del amor.

48  “Mirar tu rostro”

 

Quiero mirar tu rostro

y descubrir en él

toda la belleza de un amor

que se quiere volcar en mí.

Quiero mirar tu rostro

para poder mirar al mío

y dejar que se refleje en él

la fuerza de tu mirada

que me invita cada día

a dejarme penetrar por ti.

Quiero mirar tu rostro,

para ver el destello

de un amor que me alcanza,

que me interpela

y que me espera.

49  “Dejarme tocar por ti”

 

Quiero dejarme tocar por ti,

acoger esa palabra de esperanza

que puede alimentar, sólo ella,

la totalidad de mi sentido.

Quiero dejarme tocar por ti

porque tú abres la totalidad

de mi camino haciéndose,

que me encauza a una meta

que plenifica mi existencia.

Y quiero acogerla y soñarla,

porque en ella me humanizas.

50  “Eres tú”

 

Eres tú el que me sostiene,

el que alimenta mi vacío

aunque no entienda

el porqué de tu empeño.

Eres tú quien consolida

y fortalece mis frágiles entrañas

hasta convertirlas en soporte

de un amor que me desborda,

pero que me desvela

la verdad de lo que soy

y de lo que quieres que sea.

Eres tú, sí,

el que ha iniciado

esta historia de amor,

y quiero que me adentres

cada días más en ella.

51  “Misterio de amor”

 

Entrar en ti y en mí,

en ese misterio de amor

que nos sostiene

en una búsqueda constante

de una riqueza interior

que me permite sentirme

ser haciéndome,

sintiendo profundamente

que hay algo en mí

que me hace persona.

Misterio de amor

que arranca de ti,

fuente de la vida,

y que culmina en ti,

fuente y océano del amor.

52   “Presencia salvadora”

 

 

Quiero dejar volar mis pensamientos

para que alcancen a los tuyos.

Quiero tener el valor de entrar en mí,

en lo más profundo de mí,

donde me es fácil perderme,

y poder encontrarme contigo,

hasta dejarme sorprender

por tu abrumadora cercanía,

que me hace uno contigo,

me acaricia y me proyecta,

hasta hacer que el paisaje de mi vida,

cargado de incertidumbres,

dibuje tu presencia salvadora.

53   “No sabes contar”

 

Tú no sabes contar, Señor,

sólo sabes ver corazones,

buenos y sencillos,

que tratan de buscarte

entre las muchas sombras

de sus limitaciones,

pero que quieren aprender

a amar y a amarte.

No sabes contar, Señor,

y por eso sales a mi encuentro,

Para atraerme hacia ti,

porque tú y yo somos dos,

comunidad de amor

llamada a crecer desde mi pobreza.

54   “La paga de tu ser”

 

 

Tu viña, mi viña,

tu campo, mi campo,

tu vida mi vida;

tarea y espacio

en los que sembrar

ilusión y esperanza;

en los que dejar

que el amor se asiente

y se fortalezca,

hasta dar el mejor fruto,

y poder recoger

la paga de tu ser en mí.

55   “Tu reino de amor”

 

 

Creo en la belleza de tu reino,

de ese reino que has querido iniciar

en lo más íntimo de mi ser.

Deseo aportarte mis gotas de bien,

aunque vayan destilando lentamente,

pero que no quiero que dejen de fluir,

porque en esas pequeñas gotas

van mi vida y mi esperanza.

Creo sí, en tu reino de amor,

en la fuerza de tu vida volcada en mí.

56   “El fruto de tu vida”

 

 

Me has regalado

el fruto de tu vida,

fruto hermoso

capaz de brindar a todos

su sabor sabroso,

el sabor pleno del amor.

Y me he atrevido a probarlo

y me has contagiado,

y quiero ser fruto

que sólo sepa a ti.

57   “Vas conmigo”

 

 

Cuantos caminos se cruzan

en la andadura de mi vida.

Cuantos atajos que no

llevan a ninguna parte.

Cuantos pasos en falso

que ya no puedo desandar,

y cuantas paradas furtivas

hasta volver a retomar la senda,

por donde tú vas conmigo,

a veces imperceptible,

y que tiene por meta la luz.

58   “Trabajar contigo”

 

Quieres contar conmigo

para construir la historia.

Quieres que sean mis manos.

mi mente y mi corazón

quienes despierten sueños

y deseos encendidos,

y embellezcan nuestro mundo.

herido por mil descuidos.

Ý aunque conoces  mis límites

me entregas tus dones

que yo acojo agradecido.

y quiero trabajar contigo.

59  “En tu nombre”

 

En tu nombre, Señor,

apoyado en ti,

firmemente en ti,

en ese amor que has volcado

como un torrente

capaz de arrastrar

todas mis resistencias.

Amor desbordado

como un grito

que arranca de las entrañas,

donde las palabras no alcanzan,

y que en el silencio dicen

lo que no se puede expresar,

solamente sentir,

desbordadamente,

abriendo mis horizontes

más allá de la resignada muerte,

llenándolo todo de vida,

en tu nombre.

60  “Firme y fuerte”

 

Te has hecho cercano,

cercano en ti y

cercano en tu madre.

En ella te miramos

y nos miramos,

y en su corazón sencillo

y en su fe firme y fuerte

aprendemos a seguirte.

61  “Siempre te toca a ti”

 

Siempre te toca a ti

llamar a mi puerta,

buscarme allí

donde ni yo me encuentro,

pedirme que confíe en ti

y que te ofrezca mi espacio

donde puedas volcar

la fuerza de tu amor.

Siempre te toca a ti

dar el primer paso,

lanzar el primer te quiero,

donar tu vida

y susurrar mi nombre.

Siempre te toca a ti,

y siempre respondes,

con tu corazón clavado.

62  “Abrir caminos”

 

Traes aires nuevos

que quieren limpiar

el moho acumulado

en mi interior y

agarrado con fuerza,

cómodamente asentado.

Quieres abrir caminos,

reavivar esperanzas,

limpiar esquinas

y cuartos oscuros;

dibujar sueños

y que mi corazón

lata con fuerza de nuevo.

63  “Ganar contigo”

 

Luchar,

qué difícil es luchar,

especialmente,

cuando esa lucha es

contra uno mismo.

Ser capaz de descubrir

ese enemigo interior

que me asedia

o me frena,

o puede que me seduzca.

Y la batalla es buena,

me mantiene en pie,

vivo, despierto, atento;

dispuesto a ganar contigo

lo mejor de mí.

64  “Eterno”

 

Qué fácil es dejarse llevar,

qué fácil apagar

las posibilidades y los sueños,

dejar que las cosas

corran por sí solas,

como por inercia,

dejando tras de sí el rastro

de un desencanto encubierto

y la posibilidad de una historia

que se abre esforzada y retadora.

Así vienes a mí,

llamando a la puerta de mi ser,

ofreciéndome tu vida en mi vida,

multiplicando anhelos,

abriéndome horizontes

que nunca se cierran,

aunque me desborden.

Y en ese proyecto infinito de amor,

que es el tuyo,

me ayudas a vislumbrar el mío,

que me desconcierta

y, hasta a veces, me asusta,

porque lo siento grande,

pero es el mío;

posible, anhelante, esperanzador,

eterno,

mío, tuyo, y para todos

65  “No puedo pararme”

 

Parece una batalla perdida

un sueño irrealizable,

un anhelo imposible

en la noche de mis deseos.

Pero no puedo pararme,

no puedo cerrar la puerta

a un horizonte de luz,

a este corazón que late

y busca un horizonte

en el que posarse,

por el que luchar y fiarse.

Porque más allá de mis vacíos,

y del riesgo de mis heridas,

alguien me dice que es el amor

el único que responde.

66  “Tu querer y mi deseo”

 

Tu pan, tu mesa,

mi mesa, mi pan;

tu fuerza, mi fuerza,

tu deseo, mi deseo,

todo se mezcla,

y todo es uno

en un anhelo

que se multiplica,

aunque a veces

 no vea la forma o el fruto.

Pero estás tú,

y tu vida,

tu llamada

y mi respuesta,

Tu querer y mi deseo.

67  “Nacido en ti”

 

Sentir que el aire roza mi cuerpo;

dejar que el sol caliente

y deje pasar con su luz

el color y el calor de la vida.

Que la naturaleza me inserte en ella

y el murmullo del agua

despierte  esa especie de misterio

que entronca con mis adentros.

Sentir que la cercanía de los otros

se me hace señal de vida

en la que puedo insertar la mía.

Crear lazos hechos de esfuerzo,

con tensiones encontradas

y batallas vencidas,

que me descubren creciendo.

Todo es vida en marcha,

alegría que quiere ser asentada

y defendida.

Esperanza de un camino,

siempre sin acabar,

pero que arranca de un amor,

nacido en ti y prendido en mí,

que espera alcanzar su meta.

68  “Lo llenas todo”

 

No hay soledad, no,

no hay soledad

porque tú lo llenas todo.

Y en ese espacio

tan vacío y tan lleno de ti,

en esa fuerza silenciosa

de un amor que me supera,

siento una llamada

que choca con las paredes

de mis dudas y miedos.

Y quiero agudizar

mis sentimientos,

muchas veces desanudados,

que tú quieres ayudarme a anudar,

                                                                     con la fuerza de tu amor.

69  “Hacer camino”

 

Quiero limpiar ese espacio

de tierra donde me asiento;

cultivar las flores que crecen en él

y que tú mismo has plantado,

y dejar que exprese su belleza.

Hacer posible que ese espacio

lo llenes tú y le des tu forma,

porque sólo entonces cabrán todos,

sólo entonces podrán entrar,

en ese ámbito mío y tuyo,

la realidad herida de los otros;

sus historias fragmentadas,

también como la mía;

espacios llamados a construirse,

también conmigo,

con mi amor desperdigado y herido,

pero queriendo hacer camino

siempre desde ti y contigo.

70  “Tu voz”

 

Es tu voz firme y suave,

el eco repetido de un grito

o de un susurro que,

como una melodía de sentidos,

quiere conducir mis pasos

en relaciones de armonía

que tienden puentes

y anudan lazos.

Y envuelto en tantos ecos,

distorsionados,

que me extienden

sus rotas manos,

quiero dejar que el tuyo

envuelva y guíe mis pasos.

71  “Estar contigo”

 

Por qué me cuesta

estar contigo

 si de verdad te quiero.

Y me pregunto

si son sólo palabras

y sentimientos

que se lleva el viento,

y que prefiero verte

de prisa y de lejos.

Pero tú te acercas

y llamas a mi puerta,

un tanto entreabierta,

y en su resquicio te cuelas

para llamarme y llenarme,

para tocar mis sentidos muertos,

para despertar mis sueños,

para construir juntos tu Reino.

72  “Mi roca”

 

Qué bien me sabe

llamarte Señor.

Es como decirte

padre, amigo,

y sentir el calor

que brota del amor,

que me mueve,

me empuja,

y me levanta.

Que me arraiga en ti,

mi tierra fértil

y mi roca.

73  “Tu brisa”

 

Has venido a levantarme,

no me has tirado tú,

me has encontrado caído,

y sabes que tienes que

seguir sosteniéndome,

levantando mi corazón voluble,

afectado por cualquier viento

que se levanta.

Y tu voz resuena firme y gozosa,

como palabra esperanzada

que  a veces se me ahoga.

Y quiero escucharla,

y dejar que su brisa me mueva,

tu brisa, tu palabra,

tu vida empujando la mía.

74  “Paz esperanzada”

 

Quieres hacer mí

un instrumento de paz.

Una paz desarmada de todo,

y que sólo lleva corazón.

Paz que arraigada en ti

se convierta en roca firme

que nadie pueda romper.

Paz cargada de la fuerza

del amor y la ternura,

como muros contra

los que puedan chocar,

inútilmente,

cualquier violencia.

Paz esperanzada que,

arraigada en ti,

espera y construye,

silenciosamente,

una tierra nueva en mi interior,

y que, en el fondo,

todos anhelamos,

pero que sólo podemos

alimentar en ti.

75  “Me has dejado sentir”

 

Me has dejado sentir

en muchos momentos

la belleza de tu paz.

He sentido la caricia

de tu palabra

como una mano que,

cargada de ternura,

serenaba mi inquietud

incierta y dolorida.

Me has dejado sentir

el susurro de tu presencia,

invitándome a sentarme

junto a ti

en un coloquio silencioso

de sosiego y de amor.

Y quiero seguirte

para sentirte siempre así.

76  “Te miro”

Sales a mi paso

y te miro;

te miro y tu mirada

se cruza con la mía,

las dos expectantes,

lanzando preguntas

y esperando respuestas.

Y hay espera y deseos,

incertidumbres y certezas

que se entrecruzan,

amor que se da y se recibe,

amor que prende

y se aprende.

77  “Fuerza que me libera”

 

Levántame, Señor,

de esas tierras movedizas

que tengo el riesgo

de que dejen que me absorban.

 Álzame de esas oscuridades

en las que me adentro

pensando que me defienden

cuando en realidad

me agreden y atan.

 Eres la fuerza que me libera,

la paz que serena

el aprendizaje de mi aventura,

 la fuente que arrastra

las piedras de mi camino

y lo hacen transitable y acogedor,

 la fuerza de mi debilidad

capaz de sanar mi corazón herido

y que se fortalece en ti.

78  “Hacerme reverdecer”

 

Tú no creas barreras,

tú abres puertas

y dibujas mis horizontes

que se despliegan

como un potencial de vida

que me encauza

hacia una meta

y me adentra en una tarea,

diaria y gozosa,

porque me habla

de una fuente que mana

como posibilidad de mi ser,

y como un amor

capaz de hacerme reverdecer

porque tú lo alientas,

tú lo alimentas.

79  “El fiel”

 

No quiero que se me escape

el valor de lo pequeño

donde me juego mi grandeza.

La fuerza y la belleza

de esas palabras

que vienen cargadas de vida,

que quieren adentrarme

en un hoy que quiere convertirse

en un mañana para siempre,

y que me hacen sentir

la satisfacción del esfuerzo

que hace posible el milagro.

Es palabra y sentimiento

que aprendo de ti,

el fiel,

el que me tiende la mano cada día,

para no parar mi camino.

80   “Saltar contigo”

 

 

Temo, Señor, quedarme

 a la orilla de mi vida

y no ser capaz de bucear

en el ámbito de tu

misterio de amor.

Temo no tener el valor

De avanzar y ahondar

en el misterio de mi vida

y desperdiciar la fuerza

que has volcado en mí

y frustrar mis sueños y los tuyos.

Y de ese temor, dejado atrás,

trato de saltar contigo cada día

al mar profundo de mi ser.

81   “Eres el bien”

 

 

Tú eres el bien, Señor,

y quiero aprenderte.

Quiero dejar que se pegue

tu corazón en el mío,

 que tus anhelos sean míos,

mis deseos los tuyos,

tu amor el mío,

mi bien el tuyo,

hasta que tú estés en mí

y yo en ti

82   “Quiero verte”

 

 

Quiero verte en la tierra,

quiero descubrirte

andando en mi camino,

cuando paso al lado del otro,

cuando me siento herido.

Quiero verte y amarte,

soltando mis amarras

y rompiendo mis miedos.

Quiero verte, Señor,

con mis ojos ciegos

iluminados por tu luz.

Quiero verte, aquí en la tierra

como un día en el cielo.

83   “Eres, Señor mi paz”

 

 

Eres, Señor, mi paz.

Eres la paz que serena mi corazón,

en medio de todas mis inquietudes.

Eres la paz que como suave brisa

acalla los ruidos de mis miedos.

Eres la paz que en mis sombras

pone siempre su toque de luz,

y en medio de mis incertidumbres

despierta un halo de esperanza.

Eres esa paz profunda y gozosa,

que sin saber por qué llega a mí,

como un abrazo cálido que

cargado de ternura me envuelve.

Eres, Señor, mi paz.

84   “Eres manantial”

 

 

Donde hay agua

no puede haber sed,

y tú eres manantial

que no cesa de brotar

y del que ansío beber.

No eres tú la causa de mi sed,

soy yo quien no acudo a ti,

mientras mantengo mi lamento.

Y hoy llamo a tu puerta,

buscando y pidiendo

un vaso de agua para mi sed.

85   “Abrazo de Dios”

 

 

Has venido a unir,

a rescatar lo que

parece perdido,

a salvarnos de nuestros

empeñados vacíos y

dolores absurdos

e innecesarios.

Has venido a prender

fuego de amor

que purifique

nuestras heridas,

a ofrecernos una paz

asentada en el corazón,

y hacer posible el deseo

de una fraternidad ansiada

y de una humanidad,

reencontrada y trabajada,

en el abrazo de Dios.

86   “Tu corazón humano”

 

 

No, no eres impasible,

tu corazón no es etéreo,

es divino,

por eso es tan humano,

igual que el nuestro,

y no lo hemos descubierto,

Corazón divino y humano

envuelto en cielo

y en tierra de amor,

por eso ríe y llora,

por eso vive y vivifica.

Tu corazón humano,

mi corazón divino.

87  “Don de tu vida”

 

Del todo y de verdad,

así te manifiestas,

así llegas hasta mí,

y te puedo entender

y hasta seguir.

En el culmen de tu amor,

te agachas y te das,

hasta el último gesto,

hasta el último aliento.

Don de tu vida

que me llega y me enseña,

que me abraza y me salva,

                                                     me urge y me llama.

88  “Estás ahí”

 

Qué fácil es verte, Señor,

y qué fácil cerrar los ojos;

qué fácil decir que no

cuando elijo mantenerme

al aire de mi sentir,

tapando o diluyendo

lo que prefiero no ver.

Pero tú estás ahí, visible,

con tu mirada clavada

en mis ojos cerrados,

con tu mano tendida,

gritando con tu silencio,

callando tu grito ahogado;

y aunque prefiero no verte,

 tú estás ahí, esperando.

89  “Encontrarme contigo”

 

Penetrar en mi interior

es el reto al que me enfrento

cada mañana.

Aceptar que es ahí

donde se tejen los hilos

de mi propia historia

y mi vida toma forma,

se asienta, se consolida

y va definiendo lo que soy

y a dónde quiero llegar.

Encontrarme contigo

en ese tabernáculo interior

que tu iluminas,

e ir dejando que tu luz

descubra y difumine mis sombras,

hasta reconocerte en mí

y que me transformas

90     “Corazón limpio”

 

Corazón limpio,

palabra sincera,

búsqueda ilusionada

que abre los ojos

al ser y a la existencia;

esperanza que clarea

 una verdad que se intuye

y plenifica en el amor

de un Dios que se desvela.

91  “Ser en ti”

 

Cómo no fiarme de ti

cuando lo has dado todo;

cuando te has empeñado

en derrochar tu vida en mí

sin esperar mi respuesta,

aunque sé que la esperas.

Y en esa respuesta está

mi fiarme y mi querer,

el dejarme tocar por ti;

porque de ahí brota mi fuerza,

ahí arranca y se apoya

lo que soy y quiero ser,

lo que sólo puedo ser en ti.

92  “Nada hay cerrado”

 

Puerta, voz,

llamada, paso,

vida que se abre,

sí, se abre,

mejor, siempre abierta.

En ti nada hay cerrado,

todo es horizonte,

al que poder mirar,

donde dirigirme,

donde ya no hay peguntas,

que de nada sirven,

porque sólo queda el vibrar

de una experiencia

que brota del Amor.

93  “Has tocado mi corazón”

 

Has tocado mi corazón

y quiero tocar el tuyo;

me conformo con una

pequeña esquina,

aún con un soplo

del aire de tu susurro.

El calor de tu aliento

que sostiene tu brasa

viva en mi interior,

y la esperanza de que

 hay camino abierto,

 que no son paredes y muros

los que me rodean

 sino tus brazos, tus manos,

todo tu corazón volcado.

Has tocado una esquina

de mi corazón,

y necesito que lo cojas todo

y lo reconstruyas, Señor.

94  “Una conquista”

 

Cuántas conquistas frustradas

que dejan en mí un halo

de desconcierto y tristeza,

porque sé que han frenado un sueño.

 No tengo el valor de volver atrás,

de recuperar pasos,

de descubrir y reconocer que puedo,

que en mí hay fuerza y coraje,

y quiero seguir siendo yo

el dueño de mi historia.

Y sé que tú me apoyas,

y sigues alentando esa llama

que está ahí esperando

la fuerza de un soplo

que tiene mi fuerza y la tuya,

tu valor y el mío,

la capacidad de una conquista.

95  “Calor y color”

 

Soy yo el creador

de mi historia

convertida en tarea o

truncada por mi cobardía.

Historia que quieres que abra

con un horizonte azul

que ilumine mis oscuridades

y confirme que hay calor y color

en mi interior.

Que todos esos sentimientos

que pujan con fuerza en mí,

expresan anhelos de vida.

Que sí, que soy eterno,

aunque no entienda cómo,

que hay en mí una fuerza,

que no es mía

pero que está en mí,

y apuesta por mí,

con la fuerza de la vida

y la belleza del amor.

96  “Sinfonía de mi plenitud”

 

Cuando la vida me cierra el paso,

cuando no hay más horizonte

que un muro de inhumanidad

rompiendo los hilos de mi historia,

transgrediendo mi dignidad,

y sólo aparece el muro de la muerte,

tú estás ahí abrazando mi dolor,

actualizando tu cruz,

volcándome tu amor invisible.

Amor que en el silencio

salva el sentido de mi ser

y de mi historia ahogada,

y que sólo en ti mantiene

la verdad de lo que es,

y nada ni nadie puede anular,

hasta poder cantar un día

su dicha auténtica y definitiva,

que estaba escrita ya

en la sinfonía de mi plenitud

97     “Tener valor”

 

Hay que tener valor

para cortar los lazos

que nos hieren.

Hay que tener valor

para frenar las corrientes

que arrastran nuestra voluntad

y nos impiden ser dueños

de nuestros sueños.

Hay que tener valor

para destapar nuestros miedos

y creer en lo que somos.

Hay que tener valor

para defender nuestra dignidad

y creer que tú

la construyes y mantienes.

98  “Con tu luz”

 

Cuántas nubes enturbian

las intenciones de mi corazón

y me impiden ver la verdad

que se esconde en él.

Cuántos nubarrones inconfesables

tratan de tapar o justificarme

volcando inconsciente mi barro

en el rostro del otro.

Y tú vuelves con tu luz,

atravesando mis nieblas,

iluminando mi interior,

llamando incansable a mi puerta,

queriendo ayudarme a ver

lo que sin ti no veo,

derribando muros,

destruyendo vigas,

ofreciéndome la medicina

de tu misericordia y ternura.

99  “Quiero seguirte”

Es arriesgado seguir tus pasos

porque te adentras

en las entrañas del corazón

que sentimos terreno desconocido

y sorprendente.

Y prefiero caminar seguro,

marcando mis propios pasos,

o seguir el rastro marcado

por el paso de muchos

que se esconden unos a otros.

Pero quiero seguirte,

y correr el riesgo del amor,

tal vez no correspondido,

y hasta repudiado.

Pero sé que es el único,

el verdadero camino

para hacer contigo.