Quieres quedarte conmigo
y, a veces, mi puerta está cerrada.
Y sigues empeñado en llamarme
y en invitarme a caminar contigo,
y me asusta y me ilusiona
porque me llevas hacia arriba
y me asustan las alturas.
Pero la fuerza y la insistencia
de tu llamada constante
y el reto al que me invitas
consiguen que al fin te abra
y me levante para ir contigo.