“Has tocado mi vida”
Has tocado mi vida, Señor,
y has puesto en ella
un rayo de luz y de esperanza.
Has despertado mis sueños,
me has abierto un horizonte
en medio de mis sombras,
y me has enseñado a mirar
desde lo más profundo de mí.
Y aunque todavía mis pasos vacilen,
un nuevo aliento me empuja,
y un anhelo de humanidad
se empeña en arraigar en mí.