“Fuerza mi puerta”
Fuerza mi puerta, Señor,
no tengas miedo
en echarla al suelo;
tal vez me da miedo,
pero lo deseo
porque te deseo.
Abre mis límites estrechos
y déjame sorprender
por la riqueza de tu amor,
por todas esas posibilidades
que aún no he descubierto
pero que están en mí
porque son tuyas.
Fuerza mi puerta, Señor,
sin miedo aunque yo lo tenga,
porque detrás de ella
sé que está mi tesoro.