“Vienes a mí”
Vienes a mí,
y eso me salva.
Vienes a mí,
sorpresivamente.
Vienes a mí
para decirme que me quieres,
que soy parte tuya,
que tú eres mi mejor parte;
que eres mi todo
y colmas el sentido
de mi plenitud,
de una plenitud que no alcanzo,
pero que en el fondo de mí
la espero y la deseo.
Vienes a mí,
para construirme,
para levantarme,
para humanizarme,
para divinizarme,
para recordarme
la grandes de mi ser en ti,
de tu ser en mí.