“Sal a mi encuentro”
Sal a mi encuentro, Señor,
no dejes que me pierda,
ni que me deje engañar
por voces que no son limpias,
por palabras que prometen
lo que no pueden dar.
Sal a mi encuentro sin miedo,
aunque no sepa reaccionar,
aunque me pueda resistir,
aunque vuelva a huir.
Sal a mi encuentro porque
quiero llenar mi corazón de vida