“Pendiente de ti”
Pendiente de ti, Señor,
pendiente como un niño
de los ojos de su madre,
para sentir ese calor
que hace sonreír
y esponja el corazón.
Pendiente de tus labios,
de tu palabra viva y fresca
que despierta mis sentidos
hasta convertirlos en gestos
de cercanía y de amor.