“Me enriqueces”
Tú no me empobreces, Señor,
tú me enriqueces
y me descubres la grandeza
de mi ser en ti y desde ti.
Eres tú quien abre mi corazón,
el que lo humaniza cada día
hasta convertirlo en tesoro
que se comparte y se regala.
Eres tú quien me descubres hijo
y quien me va adentrando
en una historia inacabable de amor.