Quiero seguirte, Señor,
quiero que vengas y
quiero llevarte conmigo.
Apoyarme en ti para que
te puedas apoyar en mí.
Y, así, uno al lado del otro,
anunciar a los cuatro vientos,
con la palabra o con el silencio,
que el amor es posible,
que el amor está presente,
que el amor eres tú.