“Contágiame”
Contágiame, Señor, tu alegría,
esa alegría que está por encima
de mis cruces y desaciertos,
de mis miedos y desesperanzas,
y también de mis momentos de gozo..
La alegría de saberme amado,
de saber que soy más fuerte
que ese mal que a veces me vence,
pero que nunca me derrota
ni paraliza mis deseos profundos,
aunque me duela.
Saber que estoy hecho para crecer
y culminar mi historia en ti,
porque de tus manos he salido
y a tus manos estoy llamado a volver.
La alegría de saber que estás a mi lado,
aunque a veces no te sienta.
La alegría de tu confianza en mí
y de haberme invitado, a pesar de todo,
a construir contigo tu reino.
Contágiame, sí, tu alegría.