[:es]Cáritas invirtió 328 millones de euros en 2015 para atender a cuatro millones de personas[:]

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Sebastián Mora: «Para Cáritas, los descartados, los más pobres, son nuestra misión, son nuestro Evangelio»

Reclama a los políticos «poner en primer plano» la lucha contra la pobreza, «más allá de las crisis y los votos»

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Unas cifras que muestran «sufrimiento y esperanza». 328 millones: una cifra récord en la historia de Cáritas, de los que el 72,39% provienen de aportaciones privadas. «Millones de personas que colaboran con Cáritas«, señaló. En cuanto a la financiación pública, con un 27,61%, se ha visto un pequeño incremento, especialmente en los entes locales. Pero, más allá de los datos, «nuestras cifras más valiosas son las personas que nos han confiado su vida, con las que juntos hemos creado nuevas oportunidades y esperanza«, subrayó el presidente de Cáritas, Rafael del Río.

Y con sufrimiento, tras constatar que, pese a la que está cayendo, los empobrecidos siguen sin tener un papel primordial en las políticas, en los pactos, en la falta de estabilidad. «Más allá de las crisis y de los votos, las políticas debían poner en primer plano la lucha contra la pobreza«, destacó el secretario general de Cáritas.

¿Hasta qué punto afecta la falta de estabilidad a los más débiles? «La falta de un Gobierno que legisle, que genere presupuestos, que rompa con la incertidumbre que vivimos, es clave. Y para los sectores más frágiles también», señaló Mora, quien sin embargo destacó, «con mucho dolor», cómo «en todas las discusiones, en todos los discursos, en todos los pactos, las personas empobrecidas sigue empobrecidas, no entran en el discurso«. Y, como bien señalan los obispos en su documento «Iglesia, servidora de los pobres», y recordó Mora, «en la doctrina social de la Iglesia, el bien común empieza por el bien de los empobrecidos».

«Disminuir ahora -afirmó Sebastián Mora- la intensidad de las medidas de lucha contra la exclusión, dejando su solución en manos de la débil tendencia de mejora, supone condenar a muchas personas y familias a instalarse en la zona de exclusión social de una manera permanente».

En el informe, constató el secretario general de Cáritas Española, «se empiezan a ver algunos signos de mejoría». Así el número de hogares sin ingresos ha sufrido una ligera reducción, situándose por primera vez desde 2013 por debajo de los 700.000; lo mismo ha sucedido con los hogares con todos sus activos en paro, que se han reducido hasta el 8%; la tasa de desempleo también se ha reducido, pasando del 25% al 20%; y el desempleo de larga duración ha descendido, desde el 62% al 58%.

«Una mejoría periférica y superficial, que se correlaciona con una estabilidad a la baja de las personas atendidas por Cáritas» recalcó Sebastián Mora. Y es que, aunque se constata una cierta estabilización, «durante el último año se ha seguido intensificado la gravedad de las situaciones de las familias y personas acompañadas», lo que se traduce en un incremento de la brecha de la desigualdad,. «Las personas que ya sufrían y que no han encontrado trabajo, se encuentran en una situación mucho peor».

Los datos muestran que se ha incrementado en un 22% la cantidad de recursos destinados a cada hogar. A la vez, se ha producido un incremento constante de familias especialmente vulnerables, y el aumento de personas solas, que suponen el 27% de las familias atendidas. También han crecido las familias monoparentales, un 90% desde 2011.

 

En resumen, apunta la Memoria, a pesar de los indicadores que hablan de que la situación está mejorado, «nos encontramos en un escenario que sigue siendo peor que el existente en los primeros años de la crisis en nuestro país«, si se tiene en cuenta que desde 2011 la cantidad de ayudas que Cáritas aporta a las familias para tratar de cubrir las necesidades básicas se ha incrementado casi un 40%.

«Vemos que las personas a las que no les llega esta pequeña mejoría, les empeora mucho la situación», clamó Sebastián Mora. «Hay personas que quedan fuera, y es muy difícil que hagan el camino para estar dentro, y personas que viven en la otra orilla, que vivimos con cierta facilidad. Es el fenómeno de desigualdad: personas con acceso a bienes y derechos, y otros que quedan sin él».

Así, denunció la «invisibilización muy grande» de ciertos colectivos. «¿Quién se acuerda de los temporeros sin contrato en este momento? ¿Quién se acuerda de las mujeres víctimas de trata? ¿Quién se acuerda de las personas sin hogar, de los migrantes indocumentados? El fenómeno de la pobreza en estos años ha hecho invisibilizar las situaciones de mayor pobreza y exclusión».

Por su parte, el obispo de Sigüenza-Guadalajara y responsable de Cáritas, Atilano Rodríguez subrayó cómo en esta coyuntura social y en este Año de la Misericordia, «Cáritas quiere ser, de manera explícita, el cauce de la comunidad cristiana y de la sociedad para asumir gestos concretos y cotidianos destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo».

Para el obispo responsable de Cáritas, la acción de la institución «no se agota en el acompañamiento a las personas empobrecidas, a proteger su dignidad y garantizar su pleno acceso a los derechos humanos, sino que, como nos recuerda el papa Francisco,la misericordia abarca también la tarea de denuncia de las estructuras de pecadovinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos».

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